miércoles, 6 de septiembre de 2006

Estados de ánimo


2

Salgo a la calle. Camino. Viene hacia mí una mujer.
-He perdido un dornajo siciliano –dice.
Alzo los hombros.
-Yo he perdido cuatro noches –digo.
La mujer es ahora la que alza los hombros. Se va. Aprisa. Levanto una piedra del suelo. La arrojo contra la primera ventana que encuentro. Del edificio sale alarmado un hombre.
-He sido yo –digo.
Se acerca.
-No veo la razón –indica.
El hombre huele a cerveza.
-Se lo explico con una copa en la mano –digo.
Nos introducimos a su habitación. Hay otros tres tipos más adentro. Juegan a las cartas. La casa huele a humedad, a pizza, a abandono. El humo de los cigarros es denso. Hay un desorden absoluto. Platos tirados, veintenas de macetas con flores marchitas, polvo visible.
-Es la persona que rompió el vidrio de la ventana –dice el hombre de la cerveza.
Los tres tipos voltean a verme.
-Mucho gusto –dice el de mayor edad.
Los otros continúan jugando. Me dan una cerveza. Me siento en el sofá. Miro de soslayo un par de piernas recostadas en una cama en la habitación conjunta. Los tipos están divertidísimos jugando. Miro el par de piernas. Pregunto dónde está el baño. Me señalan con el dedo un cuarto. Me pongo de pie. Y la veo de cuerpo entero. La mujer está durmiendo desnuda. Se ve bella. La miro largo rato.
Ya no entro al baño. Me dirijo a los hombres.
-¿Cuánto es por el vidrio roto?
Hacen ademanes gentiles que significan que ese asunto ya está olvidado, que no me preocupe, que me sienta en confianza.
-Si eso le hace bien, puede usted romper cuanto vidrio encuentre en la casa –dice el más joven.
Lo reflexiono un momento.
Y con mi cerveza voy rompiendo ventanas, loza, la pantalla de la televisión, una mesita de centro. Los hombres ríen. La mujer, a la que miro de soslayo, sigue durmiendo.
-Gracias –digo, al retirarme.
Los hombres están concentrados en su juego.
-De nada, pues, fue un placer –dice, por fin, el que me invitara a subir.
Ya afuera, atino a romper un cristal más de su ventana.

Víctor Roura,
De La ira de Dios es mayor, 1996.

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