miércoles, 23 de abril de 2008

En la Ruta de la Onda


Aprovecho el
Día mundial del libro y el derecho de autor, para retomar este espacio que tanto me gusta, y al mismo tiempo compartir un texto que es clave para enterarse de cómo pasaron las cosas en torno al nacimiento del rock tanto en Estados Unidos como en México: un ensayo histórico y filosófico desde el mismísimo interior del movimiento, donde Parménides García Saldaña nos lo cuenta todo con la naturalidad, el sentido crítico y la crema que nunca le faltan.

Del "incidente" de Altamont a Jack Kerouac, los beatniks y el jazz, James Dean, Elvis Presley y el papel del negro en la música gabacha, Bob Dylan, el folk, la onda yippie, el lenguaje de la onda, la marihuana, "el ñero", la falocracia y las pandillas, Tin Tán, el swing, "el junior", la clase media, Chuck Berry, la beatlemanía y la desacralización de los Rolling Stones...

Este es un libro que todos los rockers deben conocer y difundir. Acompáñenlo con cerveza fría, un porro y por supuesto ¡mucho rocanrol!

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En el lenguaje de la onda está el síntoma del adolescente clase media por vivir la aventura. Ir hacia ese modo distinto de hablar –penetrando en los barrios bajos- es viajar hasta la fuente de la libertad que se cree localizable en los impulsos, en el instante. En ese instante donde no interviene la conducta condicionada, predeterminada por la educación y las convenciones, sino que sólo requiere la participación del individuo en el momento: la vida hay que vivirla. En el otro lado de la conciencia.

El lenguaje de la onda desconoce sistemas, leyes, porque es creado de lo efímero, es creado para el instante. El lenguaje de la onda, así visto, es una de las formas que contienen el signo de la rebeldía. Pasando el tiempo tal vez es el único resto más o menos perdurable del cadáver de toda onda, porque en él esa onda –una onda- trató de definirse, perpetuarse, buscar una interpretación a su divergencia.

Brandito ya tiene su uniforme que lo hace temido, despreciado. Su creencia en ese aspecto temible y despreciable lo hacen sentirse. El uniforme es para indicar su presencia a los otros. Él tiene el poder en las calles donde ha llegado su fama. Y sólo comparte el poder con los que personifican como él mismo el papel de branditos en la ciudad de México.

Estos brandos traducidos al mexicano son los pioneros de la onda que llegaron a la ciudad de México en la primera mitad de la década de los cincuenta. ¿Cuál era su onda?

Las pandillas: Chicos Malos de Peralvillo, Gatunos del sur de la ciudad de México, Los Nazis de Portales, Los Azotes de la Narvarte, los de la Roma. Célebres fueron El Flotador, La Monina, Pepencho, La Marrana, El Poli. ¡Aquí la Guerrero!

Sus victorias en pleitos callejeros contra pandillas de otras calles los hicieron famosos más allá de sus colonias. Se les temió y aborreció. Fueron los Chavos Más Malditos de México. Arrojados, audaces, valientes, sin miedo al peligro, al filo de la muerte. Fríos ante la calaca. El cine estaba en las calles. “Juventud desenfrenada” que fue sólo el reflejo de la desenfrenada mente del cine mexicano. Marlon Brando se ha multiplicado. Marlon Brando se ha vuelto representación, reflejo. La onda fue ser el más listo, tiro con las viejas. La onda fue traer la mejor nalga. La onda fue ser el más chingón para los chingadazos. La onda fue aguantar todo más que los cuates: más alcohol en la sangre, más venidas con las viejas. La onda es resistencia.

Entre más rudo, frío, indiferente, se era el más chingón. ¿Y quién tenía un lenguaje tan áspero, salvaje, original, audaz como nuestro ondero brandonero? Pues el ñero. Mis ñeros, que son mis carnales, mis hermanos del alma, mis camaradas, mis tovariches, mis partners.

Is barniz. El ñero es nuestro manito, nuestro compita, el carnal que comparte nuestras penas y nuestras alegrías, nuestro blues y nuestro rhythm & blues. Nuestro ñero entiende nuestra onda porque anda en la misma onda que nosotros. Con el mismo blues en la sangre.

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¡Descárgalo acá!


EN LA RUTA DE LA ONDA
Parménides García Saldaña
Ed. Diógenes
1972