viernes, 5 de septiembre de 2008

El ataúd de la Contracultura, Guillermo Fadanelli

Hace poco me encontré este librito (mide unos 10 x 15 cms) que reúne algunos artículos de la revista Generación, así como una muestra de las historietas que se publican en Monografico.net. Por tratarse de dos publicaciones que coinciden en ser transgresoras, provocativas y además longevas, nació la idea de hacer esta antología y en ella todos los textos giran alrededor de lo que se ha dado en llamar contracultura: ¿qué es? ¿con qué se come? ¿existe de verdad?

Miguel Brieva

Las letras están a cargo de Juan Villoro, Rafael Tonatiuh, J.M. Servín, y Eusebio Ruvalcaba, entre otros. En esta ocasión les dejo el texto de Guillermo Fadanelli, El ataúd de la contracultura.

Sí... me gusta mucho Fadanelli, me fascina el contraste que hay entre su ficción tosca y nada pretenciosa, y sus ensayos llenos de lucidez y claridad.

ATA

También les cuento que voy a volver a ausentarme porque me van a operar el ojo que me falta. Pero si les interesa checar la revista completa sólo díganlo y cuando regrese la pongo a su disposición. Quizá no sea rápido pero será seguro, y de antemano les agradezco su paciencia.

Cifré

EL ATAUD DE LA CONTRACULTURA
Guillermo Fadanelli

Es difícil encontrar una opinión común respecto de lo que significa en nuestros días la palabra contracultura. Mucho más complicado es ponerse de acuerdo sobre los escritores o artistas que pertenecen o forman parte de este movimiento. A pesar de las claras divergencias, es más o menos común aceptar que la Contracultura representa el conjunto de obras y actitudes que tuvieron lugar en Estados Unidos durante la sexta y séptima década de este siglo con el fin de oponerse a las instituciones y, en general, al pensamiento racional propio de Occidente: el que en Chicago un grupo de hippies se manifestara para proponer a un cerdo como candidato a la presidencia de Estados Unidos nos habla muy bien del espíritu de aquellos años. Otro ejemplo análogo sería la discusión llevada a cabo por dos internos de un pabellón siquiátrico para saber quién de ellos estaba más loco. Uno afirmaba que no había nadie adentro más perturbado que él y como prueba reconocía haber votado por Eisenhower para presidente de Estados Unidos. Su oponente respondió que su locura no era nada comparada con la suya, puesto que él había votado por Eisenhower en ¡dos ocasiones!, finalmente la discusión quedó saldada una vez que el primero confesó estr tan encabronadamente loco que volvería a votar por Eisenhower una vez más, acto que todos en el pabellón aceptaron como el más estúpido y menos cuerdo que sería capaz de hacer un hombre. La discusión tiene lugar en el libro de Ken Kesey, Alguien voló sobre el nido del cucú.

Estos ejemplos nos muestran (hay muchos más) que la Contracultura estuvo ligada a los movimientos políticos que se opusieron al capitalismo, además que estableció relaciones estrechas con el arte y buscó en el Oriente una inspiración para resistirse a la hegemonía de la marcha del progreso. Esta idea de contracultura proviene de una referencia histórica que supone a los escritores beat (Burroughs y sus amigos) como los ejemplos más publicitados de una literatura contracultural. No obstante, en estos días a pocos les interesa la historia y muchos escritores y artistas utilizan indistintamente las palabras subterránea o alternativa para referirse a una contracultura. En muchos casos poco tiene que ver lo subterráneo con la idea de oposición política o la crítica a las instituciones: yo he tenido en mis manos pubicaciones subterráneas de corte fascista, o fanzines que responden sólo al estímulo de las obsesiones personales.

Es imposible hacer un recuento de los escritores que han pertenecido o forman parte hoy en día de la cultura subterránea: igual que un granjero no sabe con exactitud cuántos y de qué tamaño son los topos que se comen sus hortalizas. Lo que sí es posible hacer es sugerir algunos rasgos naturales del supuesto escritor de la contracultura, de entrada, se trata de un escritor incómodo porque trata en sus obras temas tabú, o porque es un escandaloso o porque sus libros rompen las reglas del juego limpio. La última salida a Brooklyn es la novela de un autor incómodo para la estricta moral de la Inglaterra de mediados del siglo veinte: Hubert Selby Jr. La obra fue juzgada públicamente por un tribunal londinense debido a que, según los acusadores, tendía a depravar y corromper a los lectores. En lo personal recuerdo muy bien el pasaje de la novela en la que una mujer embarazada irrumpe en la fiesta privada de un grupo de travestidos para dar a luz, o la crucifixión de un líder sindical acusado de violar a un adolescente (De Selby Jr. hay un libro más o menos reciente: The song of the silent snow).

ATA

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Sonia Pulido

HOY ME PONDRÉ UN DISFRAZ SALVAJE...
ME ACERCARÉ SUSURRANTE Y TE CANTARÉ NUESTRO AMOR HASTA LAS LÁGRIMAS.
SERÁN LÁGRIMAS DE RISA, LÁGRIMAS FANTÁSTICAS
Y TÚ SÓLO PODRÁS BESARME HASTA LA MUERTE.