-Va-mos-a-va-ler-ma-dres –tarareaba ella mientras bajaba de la Caribe, bailando al ritmo de la música que emitía su discman sin baterías. Él la ignoró, mientras sacaba el cuerpo del Tanates para dejarlo al lado de la iguana, para que al menos se hicieran compañía. Lo dejó boca arriba, con el hoyo de la bala expuesto en la frente, pensó que así le hubiera gustado quedar.
Gerardo Sifuentes, Radiotekhnika cantina (cuento, fragmento)
De Perro de luz, 1999.
