martes, 22 de agosto de 2006

Tristessa

La forma salvaje en que Tristessa se para con las piernas abiertas a la mitad del cuarto para explicar algo, como un yonqui en una esquina de Harlem o en cualquier otro lugar, El Cairo, Bang Bombayo y todo el Fellah Ollah Lot desde la punta de Bermuda hasta las alas de un albatros emplumado en la costa del Ártico, sólo el veneno de las Gluglú focas y águilas que los esquimales de Groenlandia producen no es tan malo como la morfina creada por la civilización occidental, ante la que ella (una india) está obligada a someterse y rendirse en su tierra natal.

Ahora el gato está cómodamente arrebujado en la cara de Cruz, que toda la noche duerme acurrucada en la parte inferior de la cama, mientras Tristessa lo hace en la parte superior enganchando sus pies a los de Cruz, parecen hermanas o madre e hija, ambas han convertido la pequeña cama en algo confortable… El pequeño gato rosado es tan seguro de sí mismo (a pesar de las moscas que revolotean alrededor del puente de su nariz y de sus párpados) que siento que todo está bien… que todo está bien en el mundo (al menos por ahora)… El gato quiere estar cerca de la cara de Cruz donde todo está bien… Él (en realidad es una pequeña hembra) no se da cuenta de las vendas, del dolor y de los horrores del alcoholismo de Cruz, sólo sabe que ella es la mujer que todos los días mete sus piernas en la cocina para darle de comer, que juega con él en la cama fingiendo que lo golpea, cargándolo, regañándolo, mientras él sacude su pequeña cara que está dentro de su pequeña cabeza, parpadeando, moviendo hacia atrás sus orejas como si ella lo fuera a golpear, pero lo único que hacen es jugar. Así que ahora se sienta frente a Cruz, y a pesar de que gesticulamos como locos mientras hablamos y de que ocasionalmente una violenta mano roza sus bigotes casi golpeándolos o de que El Indio decide agresivamente arrojar un periódico a la cama que cae justo en su cabeza, a pesar de eso, él permanece sentado sintiéndonos con los ojos cerrados, acurrucado al estilo de un Gato Buda que medita en medio de nuestros aspavientos como arriba la Paloma… Quisiera saber si el gato se da cuenta de que hay una paloma arriba del closet. Me gustaría que mi familia de Lowell estuviera aquí para que viera la forma en que los mexicanos conviven con los animales.
Pero el pequeño y pobre gato se ha convertido en un enjambre de moscas, lo que parece no importarle porque no se la pasa rascándose como los gatos americanos, se aguanta… Lo cojo y siento su flaco y diminuto esqueleto cubierto de grandes manojos de pelo… A pesar de que México es muy pobre, de que la gente es pobre, todo aquí se hace con alegría y desenfado, no importa lo que sea… Tristessa es una flaca drogadicta que vive su adicción despreocupadamente, un americano la viviría sombríamente… Con todo, ella tose y se queja todo el día, de igual modo y a intervalos el gato explota y se rasca furiosamente, lo que en nada le ayuda.

Jack Kerouac,
Tristessa (novela, fragmento), 1960.

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