miércoles, 9 de enero de 2008

Corrientes de lo alterno, vol.1

Corrientes de lo alterno es una deliciosa colección de ensayos sobre música cuyos temas van del trash al acid jazz, pasando por el rock chicano, el grunge, Frank Zappa y la música minimal. Los ensayos aparecieron originalmente en la revista Corriente alterna, y luego fueron compilados por Sergio Monsalvo para la Editorial Ponciano Arriaga de San Luis Potosí, que los editó en dos volúmenes.

Además de abordar la historia de los géneros y dar buenas referencias de discos quehayqueescuchar, este libro trae una amplia colección de anécdotas del rock, e información sobre ciertos temas que están estrechamente relacionados con él, como el sadomasoquismo, el cyberpunk o el (des)uso del vinil.

Este tema llamó mi atención porque soy fan de los acetatos, tengo algunos que atesoro y por supuesto que escucho (también me hice ya de algunas agujas porque quien sabe hasta cuando siga siendo posible encontrarlas). Los textos en torno a este friki pero rockerísimo vicio que es el vinil son muy buenos y aquí se los dejo todos por si tienen ganas de leerlos:
  • El acetato, últimos estertores (David Cortés)
  • ¡Ay, mis discos! (Hugo García Michel)
  • Los negritos, o cuando el monoaural cumplía funciones monoptéricas (Héctor León Diez)
  • Los últimos románticos del vinil (José Xavier Návar)
  • Un anacronismo delicioso (Xavier Quirarte)
  • Aquellos ojos negros (Carlos Rubio Rosell)
  • El long play, una forma de arte perdida para siempre (Jorge R. Soto)
  • Confesiones de un traidor (Xavier Velasco)
  • Un aura que devuelve la mirada (Sergio Monsalvo C.)
  • Semblanza a 33 R.P.M. (Sergio Monsalvo C.)


* * *

EL ACETATO, ÚLTIMOS ESTERTORES

David Cortés


Hace unos meses, el colectivo de músicos y, al mismo tiempo, sello independiente Quiet Artworks puso en circulación Akasa/Für Cleo y No Is E Monocle, dos álbumes en los cuales lo sorprendente es la cantidad de ideas puestas en juego y el formato que las contiene. Sin proclamar la nostalgia, la naciente compañía ha lanzado este par de discos en un material digno de anticuarios: el vinil.

Un acto osado al final del milenio. ¿Quién, en los tiempos modernos se atreve a grabar en vinil? La conversión de la industria fue veloz, convirtió al acetato en un objeto prehistórico, pero cada vez que un nuevo compacto aparece y deja de lado a un vinil en el camino, quien esto escribe recuerda las ocasiones en las cuales solía hacerse de sus primeros discos.

La convivencia con un trozo de acetato que guarda música en cada uno de sus surcos ha sido una de las más gratas. Esas piezas, para algunos un trozo sin significado ni valor alguno –emocional o económico-, son los objetos de una relación fructífera. Fieles, los discos esperaban su turno para ser tocados, sabedores de que no importaba el tiempo en el cual permanecían silenciosos, tarde o temprano se regresaba a ellos para extraer sus secretos.

La emoción empezaba con la selección. Ir a la tienda mejor surtida –en ese entonces ninguna superaba a Hit 70- y hurgar entre las interminables cajas. Tal vez uno tuviera en mente un disco en particular, pero siempre sucedía algo curioso. Uno se detenía para ver las portadas y las examinaba con sumo cuidado, incluso aquellas cuya música no era del interés personal. El arte gráfico de entonces era más gratificante, sin duda alguna, y cuando uno emergía de la tienda con un par de discos la rabia era incontenible. Adentro quedaba un universo entero por descubrir, y el par de acetatos bajo el brazo únicamente mitigarían el hambre momentáneamente.

Comenzaba entonces una suerte de ritual. Subir al metro o al camión, esperar que alguien desocupara el asiento y entonces abismarse en la contemplación de las portadas; leer, cuando los brincoteos del automotor lo permitían, la información de la compra, reconocer nombres, extrañarse ante aquellos desconocidos e, incapaz de contener el ansia, abrir el celofán para revisar el interior. Las letras, generalmente impresas en la funda interior, eran la lectura obligada en el trayecto a casa.

No hay nada más hermoso que la límpida superficie de un acetato recién abierto. Su característico olor penetraba el olfato y al descender la aguja sobre el surco, sin producir ruido alguno, se tendía un manto en el que era imposible no dejarse llevar. Todas las devociones de mi melomanía nacieron de este contubernio: Bowie, Stones, Eagles, el rock progresivo, Gabriel. Ellos se encargaron de marcarme muy temprano y extendieron la capacidad de mis sentidos no sólo con su música; también eligieron la imagen de las portadas como sus ayudantes en esa iniciación. No había goce más excitante que toparse con una portada de funda doble y seguir a través de ella una historia delirante (Gong o Genesis, por ejemplo).

Hoy el acetato es un objeto en desuso, el patito feo de una industria, incluso el cassette lo ha logrado vencer; pero los compactos, tal vez por su excesiva pulcritud y por aceptar un manejo tosco, no merecen el mismo respeto de sus antecesores. De alguna manera los CDs han degradado el amor por la música. Han elevado su fidelidad, alargado el contenido y eliminado el molesto scratch, pero también esa relación de extremos cuidados se ha roto.

Por eso, ahora que la compañía Quiet Artworks ha editado este par de acetatos no deja de sorprenderme. Han optado por la contracorriente, a la espera de que su ejemplo se mantenga como una muestra de la devoción a un arte por el arte mismo, y no como un ente mercantil con la posibilidad de acceder a un mercado masivo, pero desgraciadamente los tiempos son poco favorables y hoy el acetato, ése que tantas alegrías y decepciones procurara en el pasado, termina por dar sus últimos estertores de vida.


Corrientes de lo Alterno Vol.1
Sergio Monsalvo (compilador)
Ed. Ponciano Arriaga
San Luis Potosí, 1998

6 comentarios:

YOU ARE A GHOST dijo...

y mira que no es que no me guste el punk, pero ya cualquier pseudo rebelde lo agarra como bandera, y creo que muchos de los que se creen punks, son fans de cosas peores como panda o allison o cochinadas asi, los misfits y los ramones son los que mas mencionan estos chicos, y eso es obviamente porque son los mas melodicos, los ramones me encantan y los misfits tambien, pero prefiero no profesar ese gusto en publico no vayan a creer que soy de la bolita de chicos que imitan en su vestir a los strokes y ya por eso se sienten punks....saludos!!!!

Luis Angel Martínez dijo...

actualmente hay bandas que siguen editando discos en vinil como dinosaur jr y sonic youth, sólo que lo hacen en ediciones muy limitadas, obviamente. lo chido es que al parecer la tradición vinilica nunca morirá, al menos para algunas ramas del rock.

saludos karla!! ah, y estate al pendiente de nuestra sorpresa!!

the lines on my face dijo...

quiero leer y no tengo tanto tiempo, jajaja, me volveré loca, si si, tal vez se duplicará mi cerebro y me saldrán otros 2 ojos independientes, así podré leer un librito, novela, cuento, ensayos, y todo lo que tengo que leer para el doctorado... si si, sueños guajiros pfff... muchos saludos ;)

El Doctor dijo...

Interesante propuesta Karla.Los libros son rock,son pasiones que eclosionan en un mundo desértico de corazones resecos.¿En dónde ir a buscar un rayo de luz sino en un buen disco,libro,poema,cuadro,sueños...?
Besos.

Anónimo dijo...

Bravo.
El de Sbarra le hace un guiño a Enrique Symns.



www.elateliersubterraneo.blogspot.com

Anónimo dijo...

Amiga verde, no, no tengo es elibro
lo he estado buscando aún sin éxito.

Ese poema, lo escribí yo mero :P
para la adaptación de Alice in Wonderland XD

Aún lo sigo buscando.

Por otro lado, conseguí uno llamado:
MERCURY Y YO, los últimos años de la
vida de Freddie Mercury narrados por
su marido Jimm Hutton xD

Si te interesa dime cómo le hacemos, lo tengo en fotocopias.

Saludotes!