miércoles, 9 de mayo de 2007

polaroids


Este libro de poemas lo conseguí en el defe en un puesto de las librerías de La Jornada, de entrada me gustó el diseño (que resultó ser del autor) y ya (h)ojéandolo me llamó la atención su manera de usar el lenguaje, con muchísima sonoridad e imágenes... ja, exquisitas.

La poesía no tiene por qué servir para nada, pero a veces sirve.


IV
(Malabarista de limones)


Ella dice que, por las noches, los poetas le ayudan

a adelgazar su soledad.

Construye soliloquios evitando, minuciosamente,

conceptos trágicos como Tristeza o Desazón

o Sobrepeso. Pero es octubre

y el desconsuelo se le desprende de los árboles.

Por las tardes, en sus ojos, llueve.

Frecuentemente amanece anegada.

Me sumerjo en un balde de latón

que guardo bajo su cama.


Ella no lo sabe, ayer la vi frente a un aparador.

Sus ojitos de roedor

lamentaban llegar (otra vez) tarde
a las ofertas de fin de temporada.

Yo siempre estoy llegando tarde a todo,

así que (casi) la comprendo.


Poco después nos encontramos en un café del centro.

Le regalé un disco de la Dave envuelto

en papel periódico. Ella me regaló a Henry James.


(El tiempo se detiene. Afuera, la Gran Ciudad, oscurece)

Ella no lo sabe, en casa guardo una maleta

repleta de palabras que no le he dicho.

Una en particular

se me enreda (a menudo) en la punta de la lengua.

Le arrojo un par de promesas,

suele utilizarlas como separadores en libros que nunca lee.

Jugamos con la comida, mastica ruidosamente

mientras fracaso como malabarista de limones.

Caen al piso y sonreímos.

*
Polaroids,

R. Israel Miranda Salas
Editorial Pulque Humano
México
2006

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que loco! Conozco muy bien al autor del librito, de hecho ese estilo de diseño es el mismo que hay en un CD de Cabezas de Cera (banda mexicana de rock progresivo), el autor del librito en cuestión tiene su propia banda de ethereal pop llamada Hedónea, definitivamente me quedo con la banda y no con la poesía...